La belleza de la isla más natural

[yaiza]

La Gran Canaria interior luce más verde que nunca. Atrás ha quedado el fuego, la tierra quemada, el miedo y la desesperanza. Las gentes del campo, las que mantienen viva la esencia de la Gran Canaria más pura, han vuelto a sus quehaceres y a sus trabajosas vidas y miran con ilusión de nuevo a un presente verde.











El paraíso está aquí. Parafraseando algún que otro lema turístico, pero un paraíso que nada tiene que ver con el de sol, playa y cemento. El interior de Gran Canaria, de los Altos de Gáldar a Guía, y sin olvidar la Cumbre, luce más verde que nunca, con una belleza pura y cargada de simbolismo. La nueva estampa, tras las lluvias recientes, deja atrás uno de los peores veranos de los últimos tiempos, cuando el fuego parecía que iba a acabar con el encanto de lo natural, con el medio de vida de muchas gentes, con las tradiciones más ancestrales y la producción de ricos productos gastronómicos que, sin que nos paremos a pensarlo, llegan a nuestras mesas tras duras jornadas.

En Caideros lo saben bien. El incendio de agosto los cercó y dejó tierra quemada a las puertas de las viviendas de los escasos cincuenta moradores habituales de lugar. Ahora el pueblo, el pago más bien, está de nuevo orgulloso de lo que es. Un lugar al que llegan cada vez más extranjeros, que no turistas, con la intención de quedare en el lugar para pasar largas temporadas, cuando el frío azota sus países natales; y para hacer del sitio un medio de vida nuevo, como es el caso de los nuevos vecinos, procedentes Hungría e Irlanda, que proyectan un alojamiento rural de 10 camas junto a la plaza, con vistas a la iglesia, al Museo de la Lana y a las verdes montañas.

Nuevos tiempos

Ahí, en esos nuevos proyectos, tiene gente como Pepe Mendoza, más conocido como Pepe el de Caideros, puesta la esperanza de la llegada de nuevos tiempos. Con solo ocho niños en el colegio, Caideros espera la pronta escolarización de al menos cuatro pequeños más, llegados de Alemania y de Rusia. «Aquí el 90 y pico por ciento de la población es mayor», dice con cierta pena Pepe, que también apunta que aunque son muchos los que se han ido, «estés donde estés, jala el sitio donde naciste, la tierra». Lo cual, aún siendo una verdad, es también un hándicap, ya que hay muchas edificaciones deshabitadas, cerradas desde hace años porque sus propietarios aunque no las habitan se resisten a darles una segunda oportunidad y a vender.

Emprendedores
En todo caso, el verde y el aire fresco y puro que se respira es más eso ahora mismo en los Altos de Gáldar. «Aquí es como si no hubiera habido incendio. Ya el ganado está comiendo hierba, aunque no tiene altura para segar. el tiempo está buenísimo, el sol picón desde hace unos días y se nota que ha llovido». Con todo, «toca ilusionarse» con los proyectos que llegan de la mano de emprendedores foráneos, pero también con la ayuda del Ayuntamiento de Gáldar y del empuje de vecinos como Pepe Mendoza. «La apertura al público del Museo de la Lana está al caer, y será un nuevo reclamo para que los visitantes lleguen y se queden». «Lo único que nos falta, a estas alturas de la vida, es tener conexión a internet, fibra óptica», para que los negocios funcionen y el turismo rural sea una realidad en Caideros.

Mezcolanza
Y mientras Pepe Mendoza relata sin prisa pero sin pausa cómo otea el Caideros de un futuro cercano, llega al volante de un coche de alquiler una turista buscando una casa para alquilar, o para comprar. El idioma no resulta una barrera ni para Pepe ni para nadie por los Altos de Gáldar. Atendidas las explicaciones, Pepe el de Caideros asegura que «esto es lo que necesita el pueblo», gente nueva, juventud, una mezcolanza de culturas que solo puede traer progreso. «Pero mirando siempre que el viene aquí, lo hace por la belleza natural y la paz que reina.

Y así opinan todos. José Mendoza (Pepe el de Pavón), al frente de 500 ovejas; su mujer Ana María Vega, quesera más que reconocida; o Antonio Cubas, alias Antonio Pinocha, nombre este último que lleva su restaurante en Fagagesto, en donde los fines de semana la cola llega hasta la calle para degustar los más de 21 platos caseros que ofrece.

Poco a poco vamos recuperando el paisaje de nuestra preciosa isla

[Grazia]

preciosa historia y gran aportación porque no sólo hay que saber cuál es la zona más turística, yo siempre he dicho que lo que más me gusta es esta parte que no conocen todos, y por eso lo valoro muchísimo.